20 de novembre 2006

La televisión de ayer y de hoy

SANTA CRUZ DE TENERIFE ANA M. MENGÍBAR

Desde el respeto a los profesionales de la televisión, creo tener un mínimo derecho a expresar mi opinión en torno a lo curioso que me resulta ver cómo los tiempos han cambiado a todos los niveles en lo que a programas televisivos se refiere.Recuerdo las entrevistas, los concursos, los documentales. No es tan lejano en el tiempo mi recuerdo. Hace diez o quince años podías ver la televisión.Aquéllas tardes noches, frente al televisor, podías disfrutarlas: unas veces era la entrevista, que pese a no alargarse en el tiempo, daba de sí para conocer tanto el trabajo como el perfil humano que había detrás del personaje. Otras veces eran los concursos, variados y entretenidos concursos que podíamos ver todos en casa, concursos en los que se medía el esfuerzo, los conocimientos, las habilidades... Las películas, tanto las infantiles como las que aparecían en pantalla con los famosos "rombos" que indicaban que no estaban recomendadas para menores, eran distintas también.Cómo han cambiado las cosas en tan corto espacio de tiempo. Me resulta lamentable ver entrevistadores y entrevistados que lejos de aportar nada a la sociedad, agotan su tiempo ante la cámara en insultos, en banalidades. Nos solemos encontrar con quien juega a entrevistador y con quien no tiene a su favor oficio ni beneficio que le haya hecho merecedor de estar allí en calidad de entrevistado.Los concursos... ¿podemos llamarlos concursos? Tal vez quede alguno que podría seguir denominándose así, pero hay otros que me gustaría que alguien me explicara detenidamente y me convenciera del porqué de su validez.Las películas y los dibujos animados llevan una gran dosis de violencia, de comportamientos incorrectos, de enseñanza negativa."Una imagen vale más que mil palabras", eso dicen, eso creo. Me entristece ver todo ese tiempo malgastado en el que se podría programar: cultura, ciencia, educación, cine, teatro…, en lugar de tantas horas dedicadas a insultar, horas invertidas en hablar de circunstancias particulares y personales que no tendrían por qué interesarnos a los demás. Familias enfrentadas en conflictos, violencia verbal muchas veces... ¡cuánto tiempo malgastado!Pero esto no es por casualidad. Tampoco creo que sean fórmulas mágicas sacadas de un cajón de sastre y logradas. Sí que existe el marketing, sí que existe quien es capaz de poner de moda cualquier cosa a su antojo... Pero la mayor y más triste realidad en este tema, no es que las televisiones nos hagan esta pobre oferta de programación, lo más triste a mi entender es queestos programas sean los que baten records de audiencia, los más seguidos, los más demandados. Y cierto es, que bien podría obtener de ellos la respuesta de que las televisiones atienden los gustos y las preferencias de los televidentes, queriendo zanjar de esa forma y ocultando tras esa respuesta, que existe otra forma de hacer televisión, de ser consecuentes con la realidad y con las necesidades de la sociedad.

1 comentari:

Anònim ha dit...

QUE RAZÓN TIENES AMIGA !