14 de gener 2007

El Bosque era parte de mi vida…

LLEIDA IAN NABOURIAN

Paseé por el bosque desde que nací. Vio como me convertía en adulto y mi evolución como persona. Cuando observaba esa explosión de vida pensaba que la mayoría de esos árboles ya estaban allí antes de que naciera mi bisabuela. Me sentía parte del bosque y al bosque como parte inalienable de mí. Él podría prescindir de mí, pero yo no podría prescindir de él. Marché a la gran ciudad a trabajar y en los peores momentos de estrés mi único consuelo era pensar en el bosque y en lo que me sugería: verde, fragancia, frescor, inspiración, deseo, vida.
Un día, vi como mi bosque ardía hasta el último brote. Comenzaron a venirme a la memoria aquellos tiempos pasados, y como aquél que pierde a un amigo, me pregunté por qué no había podido evitarlo, ¿dónde estaba yo, por qué no pude despedirme? Me puse a llorar porque el verde ahora era negro, la fragancia aire irrespirable, el frescor y la sombra ahora eran cenizas, la alegría tristeza, la inspiración destrucción, el deseo desolación y la vida, la vida tan sólo muerte.