26 de setembre 2006

   Los cayucos y las palabras…   (I)  MÁLAGA                 
EDURNE ALBAR

Votante de una izquierda demasiado derechista para mi gusto,
sin encontrar nada más sólido o coherente hacia esa dirección.
Se me pegó el aura compasiva y el discurso solidariamente correcto
de los padres de la patria que me hacía enorgullecer de mi pertenencia
a este mundo que anhelaba ayudar a nuestros semejantes para sacarlos
de explotación, miseria y corrupción. Me llené los oídos con las toneladas
de sus palabras hermosas. Y ellos vinieron. Primero de dos en dos, después
decenas de ellos, ingeniándoselas para cruzar silenciosamente las altas murallas
de nuestro lado. Al cabo de un tiempo no demasiado largo, los seculares
mercaderes de esclavos aparecieron y provocaron aludes de miradas negras
inyectadas en la sangre de la sed y en la sal de un mar sin fronteras, hecho para
bogar la libertad y la búsqueda de alimento para ellos y su gente.
Los pobladores de tierras de piel más oscura que nuestra, dejaron de ser personas, seres,
gente, para convertirse en una carga para los habitantes del ámbito europeo.