“Nombradía”: la descripción de un paisaje amoroso
ARGENTINA INEZ BENÍTEZ
Estamos delante de una magistral lección de literatura descriptiva. Esta vez, la autora nos narra los accidentes de un paisaje amoroso, pasional encerrando toda una historia. Entrevera los elementos atmosféricos con las tempestades de su álgido corazón…
“Piedra, riscos, manantiales. Peces desplomándose entre el vapor de agua de celestes cataclismos torrenciales. Cactus. Nubes milenarias. La silueta de nocturnos arrayanes, todo eso veo en vos. Piedra. Nada es quietud, todo deviene, nada se apaga.
Estabas ya, milenios antes de mi viaje a esta galaxia, y cuando me haya ido, seguirás custodiando los desiertos y las aguas: Basalto, cuarzo, piedras lajas. Subo y desciendo su matriz escalonada. Veo en vos el ojo de la iguana y los gajos de los siervos pasando ante la silenciosa luna en llamas.
Y una selva en galería dibujada en tu espina dorsal que llevo a casa. Y la guardo como a sorbos de un misterio sin palabras. Enumero las pupilas de tu lomo, los vitrales de tu entraña.
Piedra, quiero una casa entre tus flancos de amatista y greda blanca, un jardín con amapolas y dragones, un hogar en tus murallas, con abedules enanos y una multitud de gallos con azules mamas.
Vamos mutando, pero el oxígeno de tus agallas, sigue formándome, y sangra líquido hacia mis cuencas, reluciendo como arañas esmaltadas.
Una memoria de guerreros paleolíticos entrecruzan sus metalúrgicas armas. Su historia de dura heráldica se planta ante mis ojos, y me ordena que la escriba, que la eleve cerro arriba, que no deje de nombrarla”.
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