09 de desembre 2005

D’AQUÍ I D’ALLÀ: 9 de desembre del 05

Tu religión será la que quieras, pero Dios siempre será el mismo

LLEIDA PAQUI BONILLA ALÓS

Cuantas veces hemos oído la típica frase: -yo soy católico, pero no practicante; paso de ir a misa cada domingo o día de fiesta, aunque sí voy a celebraciones como bautizos, comuniones, bodas, defunciones o las que se dan en Navidad-.

La mayoría de los que nos consideramos católicos hacemos esto muy a menudo (me incluyo, sin lugar a dudas.)

El desencanto de nuestra religión nos ha ido viniendo poco a poco, al descubrir que curia nos ha hecho comulgar con ruedas de molino, como se suele decir, aunque sea una expresión muy dura.

Infinidad de libros nos han abierto los ojos a otra realidad, eso no quiere decir que lo que está escrito tenga que ser estrictamente cierto, dependerá de la creencia de su autor, pero nadie tiene la exclusiva de la verdad auténtica: Jesucristo, Alá, Buda, Jehová, Yahvé, etc. todos han seguido una misma línea; todos han demostrado el amor hacia la humanidad, dando incluso sus vidas en defensa de sus ideales.

Si miramos la historia, han sido los seguidores de los principales credos los que cambiaron a su conveniencia las leyes y creencias religiosas, separándonos y haciéndonos volver en algún momento, agnósticos o ateos. Pero si miramos hacia nuestro interior, todos hallaremos un rincón donde está ese Dios que llevamos dentro y que cada uno es libre de elegir. Sin duda nos está marcando la pauta que debemos seguir: podemos llamarle conciencia superior o como gustemos, pero como dijo Buda: -todos somos Dios-, y lo que es seguro, es que está ahí, queramos o no. Sólo hay que escucharnos a nosotros mismos con honradez.

No intento defender ninguna religión, ni mucho menos; si bien he crecido en el catolicismo y me inculcaron como a todos el miedo a los pecados y al infierno, también es verdad que mis progenitores me inculcaron también algo más importante: la libertad para pensar y elegir por mi misma. Algo que he seguido inculcando a mis hijos..., algo que en honor a la verdad no en todas las religiones se puede hacer.

En un tiempo atrás hice lo que creo que todos hacemos alguna vez, crearme un Dios a mi conveniencia, resentida incluso con los clérigos, porque me sentía engañada, tanto, que valía la pena probar en otra religión.

Lo comuniqué a mi madre (a la cual podríamos llamar una creyente tradicional), pero su respuesta me hizo pensar en algo muy valioso que tenemos los que nos consideramos católicos, (aunque no practicantes). En ningún momento me intentó quitar la idea de la cabeza, más bien al contrario, no hablaré aquí de nuestra conversación, pero si tengo una de sus frases grabadas en mi mente: tú puedes ser de la religión que quieras, pero siempre podrás contar conmigo y Dios siempre será el mismo para todos... Me hizo pensar que eso si era verdadero amor, y me acordé de los jóvenes sacerdotes que, aunque pocos, están en sus parroquias impartiendo nuevos pensamientos, entre ellos “la libertad de conciencia”, y con ella siempre está la opción de encontrar la verdad.