12 de desembre 2007

Todo nacimiento, marca un antes y un después

LLEIDA PAQUI BONILLA


La juventud de hoy en día, por su situación o porque la vida ha cambiado en el sistema de cosas tan importantes como son: Estudios, trabajo, posición social, encontrar piso, etc. Cada vez se independizan, se casan o se unen, mucho más tarde.
Cuando la pareja decide casarse o vivir juntos, el cambio es radical en sus vidas. El famoso dicho “Contigo, pan y cebolla”, ha pasado a ser simplemente eso, un dicho.
Los jóvenes por lo general preparan su hogar al completo; tanto en muebles como en electrodomésticos y otros utensilios; sin olvidar que la nevera debe estar bien llenita.
Con suerte, trabajan los dos, aportando cada uno su sueldo al hogar. Eso hará más llevaderos los problemas que puedan tener en el primer año de convivencia y que, aunque resulte extraño, en la mayoría de casos, suele ser el más difícil.
El tiempo de adaptación variará, de una pareja a otra, pero aún conociéndose bien y viniendo de una relación estable, todos necesitamos “ese tiempo”.
Si se consolida esta situación y la unión se hace duradera, (cuando se ha aprendido a convivir con las virtudes y defectos del conyugue) la pareja empieza a pensar en los hijos, en tener descendencia.
Las futuras mamás, por los motivos citados anteriormente, suelen rondar los 30 años, o más, para tener su primer hijo. No entraré en la polémica, de si es mejor o peor, ser padres más jóvenes. En lo que sí quiero hacer hincapié, es; en que, a partir de ese acontecimiento, el nacimiento del bebé, todos tenemos que pasar una nueva etapa de adaptación. Parece que la pareja como tal se distancie, aunque no sea así.
Algunos hombres, se sienten relevados a un segundo lugar. El centro de todo es la personita nueva.
Es necesario concienciarse de que, a partir de este momento, esta pareja sufrirá unos cambios, que para muchos, no estarán llenos de encanto y felicidad, tenemos que ser realistas, el bebé también necesita su tiempo para adaptarse a nuestro mundo, y a veces es duro oírlo llorar sin saber que le pasa, ver que no duerme lo que tendría que dormir (según nosotros, claro) o que no come lo que debería, y así podríamos enumerar un sin fin de cosas, que nos preocupan. Pero vuelvo a insistir, todos necesitamos ese tiempo de adaptación y comprensión, hacía las necesidades del recién llegado. La paciencia, será fundamental para los papás y mamás.
Durante algún tiempo será necesario privarse de cosas que antes parecían indispensables, como salir de juerga con los amigos, aunque siempre podremos reunirnos con ellos… y uno más, por supuesto! porque ahora el bebé ocupará prácticamente, todas nuestras horas, sobre todo en la mujer. Aunque sea un buen bebé y no nos dé problemas, estaremos allí, mirándolo y cuidándolo.
La pareja perderá por un tiempo su protagonismo, para convertirse en “un trío”. Pero sin duda esa tercera personilla, les hará crecer en todos los aspectos de su unión y fundamentalmente, si están preparados para ayudarse mutuamente; les hará crecer en Amor.